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La Segunda Cuadrilla de Judíos Coliblancos es una corporación semanansantera que se integra, junto a otras 7 Cuadrillas de Judíos, la de Evangelistas, la de Trompeteros y las figuras de Pilatos, Judas y el Judío Errante, en la Turba de la Cola Blanca.
Cada una de estas Cuadrillas es autónoma y cuenta con una Junta Directiva a cuyo frente está el Cuadrillero.
Aunque contamos con más de 130 años de historia (la primera referencia en los libros de actas es de 1872); en 1979 un grupo de 15, por entonces, jóvenes refundamos ésta, nuestra Cuadrilla, que llevaba más de diez años sin procesionar, con el único objetivo de engrandecer la Turba de la Cola Blanca, por aquellos tiempos muy mermada y que solo contaba con 3 Cuadrillas.
Actualmente somos mas de 60 Judíos y Judías que durante la Semana Santa, y teniendo como eje tocar el tambor, participamos en misereres y procesiones y convivimos en torno a nuestro Cuartel, recientemente adquirido.
Como Cuadrilla de Judíos Coliblancos participamos en los `pasos' o escenificaciones de pasajes bíblicos (paso de los Evangelistas, prendimiento, escolta de imágenes, ..) además de en los desfiles (misereres y procesiones) de las tres Cofradías a las que pertenecemos:
Cofradía de Ntro. Padre Jesús del Huerto y San Diego.Martes Santo: Miserere Miércoles Santo: procesión, durante la cual se realiza el paso de los Evangelistas y el Prendimiento que se escenifica en la Plaza de la Constitución. |
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Cofradía de la Vera Cruz, Ntro. Padre Jesús del Prendimiento y María Santísima Esperanza de San Juan.Jueves de pasión: Miserere. Jueves Santo: procesión, durante la cual se realiza el paso de los Evangelistas y el Prendimiento que se escenifica en las puertas de la ermita al salir la procesión. |
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Cofradía del Dulce Nombre de Jesús, Santo Cristo del Calvario y Soledad de María Santísima.Lunes Santo: Miserere Jueves Santo: Santos Oficios y posterior procesión del Santísimo, intramuros, en la Iglesia de Ntra. Sra. de Guadalupe. Viernes Santo: Recogida de Parroquias y autoridades. Procesión, durante la cual se realiza el paso de los Evangelistas. |
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Agrupación de Cofradías de Semana SantaJueves Santo: Visita a los Sagrarios (Estaciones). |
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Por Rafael Belmonte
Hablaros a vosotros del "Judío", carne y sangre vuestra sería necio y absurdo. Pero yo creo que la figura del "Judío", tantas veces ensalzada, y otras, ¿por qué no decirlo?, también criticada y hasta vituperada, no haya sido quizás situada en un justo y preciso punto. Para mí, el "Judío" es el personaje que entre todos los de vuestra Semana Santa, presenta, lo que pudiéramos llamar en términos médicos, la más lógica y la más normal reacción humana ante la Pasión y Muerte de Cristo. Para mí, el "Judío" quiere expresar y de hecho lo expresa con su tambor, toda la rabia y toda la impotencia de un Pueblo cristiano, por no poder impedir o evitar la Muerte en la Cruz de su Redentor. Él hace vibrar y gritar el parche rotundo de la caja de su tambor, como avisando a los cuatro puntos cardinales de la geografía del mundo, el más horrible, el más injusto y más cruento deicidio de toda la historia de la Humanidad.
Y el "Judío" que ve y comprende, que no puede impedirlo, avisa de esa forma vibrante y sonora, rompe incluso si es preciso las fuertes baquetas sobre el tambor, para ver si encuentra ayuda y comprensión para evitarlo. Y mirad si será noble y gallardo su toque y redoble que sabiendo que aquella muerte divina, lo salvará y redimirá para siempre, no duda un instante en buscar como sea y donde sea, a un alguien que con su fuerza y poder la evite.
Por eso yo te admiro, anacrónico y exótico "Judío" de Baena, con tu cola blanca o con tu cola negra, con tu dorado casco y tu llamativo plumero sobre tu cabeza. Con tu roja chaqueta, donde lleva bordado como un símbolo la Cruz Redentora de Cristo. Con tu tambor cruzado por tensos y apretados chillones. Con su pañuelo de seda al cuello.
Yo te admiro y hasta te perdono tus pequeños y casi pueriles pecados, tus graciosos saltos y piruetas, tu anarquía individual en los desfiles y hasta esos medios de buen vino de la tierra que te tomas de vez en cuando.
Porque creo y comprendo, que tú tratas de apagar con ese medio de vino y ese redoble de tu tambor la impotencia, la amargura y el arrepentimiento que como una esponja de hiel y vinagre sube hasta tus labios desde lo más profundo de tu corazón cristiano.
Y a ti "Judío", anónimo de Baena, el de la cola negra, o el de la cola blanca, quiero rendir el tributo de unos sencillos versos, que no tendrán nunca, ni tu color, ni tu sabor, pero que llevan dentro el humano sentimiento de mi amistad duradera.
Roja chaqueta y plumero,
cola negra o cola blanca,
que el duro tambor le arranca
temblores de caja y cuero.
Pregón y grito en Baena,
que al llegar Semana Santa,
en sordo rumor le canta
a una imagen Nazarena.
Tambor que las calles quiebra
y anuncia con su redoble,
el dolor donde se enhebra
lo mejor de un pueblo noble.
Eres la gracia y la flor
que en la madrugada quieta
convierte en rezo y saeta
el toque de tu tambor.
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por José González Pertinez
Es el cofrade más genuinamente representativo de nuestra Semana Santa y su figura clave debido a su dilatada y continuada participación en todos los actos y ceremonias.
¿Cómo surge el Judío? La ausencia de Libros y Actas o la insuficiencia de las mismas no nos permite formular una tesis mínimamente objetiva que permita zanjar definitivamente la cuestión.
Conocemos la existencia del judío ya en el siglo XVIII, pero con unas funciones y unas características muy distintas del actual e incluso no privativo o exclusivo de Baena, pero que indudablemente va a ser su antecedente y base para la sustentación de los niñuelos o cerdas de su cola. Se trataba de una figura ridiculizada con horrible careta o máscara y greñas desaliñadas , que respondía a una intromisión del elemento popular, anárquico y desenfadado, remedo o imitación del pueblo judío en el protagonismo del drama de la Pasión. Su anarquía, junto con la de otras figuras populares llegó a tal extremo que tuvo que ser radicalmente suprimida por intervención del propio obispado en un Decreto del Provisor de la Diócesis de Córdoba de 1808.
El vacío que deja, al ser el principal protagonista del Prendimiento, va a ser ocupado por los romanos o sayones de los que paulatinamente van a ir derivando los actuales judíos sin que sepamos actualmente cómo, dividiéndose las opiniones de los expertos que han participado en este tema.
Tenemos noticias datadas de 1846 en el Libro de Cabildos de la Vera Cruz de 1813 en una de cuyas actas se pide la fundación de una Cuadrilla de Judíos con el nombre de Hermanos de Jesús y otra de Sayones para procesionar el Jueves Santo a semejanza de las demás Cofradías. Si es a semejanza es que indudablemente existían en las otras. (Rabadán sostiene que la primera Cofradía que tuvo judíos organizados fue la de Nuestro Padre Jesús hacia 1835).
Es precisamente en el punto más bajo de flexión de toda la Historia de la Semana Santa, periodo que comprende el 1er tercio del siglo XIX, cuando aparece como tal nuestro gran protagonista, pero ¿cómo se ha ido formando su original atuendo? Sólo hasta 1924 en el Reglamento de la 5ª Cuadrilla de los Judíos de la Cola Negra se hace referencia expresa a su indumentaria ya los de la Cola Blanca en los Reglamentos de la Vera Cruz y Miércoles Santo 1935, aunque si es verdad que en el Reglamento de 1892 se hace referencia a la cola blanca, pero sin mencionar su atuendo.
En las Actas Capitulares el judío aparece formando turbas, una para cada Cofradía, y portando lanza o rosario, siendo imprescindible como mínimo 12 hermanos. El tambor será uno por cada turba, después uno por cuadrilla hasta su generalización actual.
El acta del Cabildo de la Cofradía del Dulce Nombre de Jesús de 1883 en la que se organiza la Procesión del Sábado Santo, desaparecida posteriormente en 1917, hay una interesante referencia a la Turba de Judíos de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno que asiste invitada "marcharán de 4 en fondo con las lanzas rendidas llevando a la cabeza cuatro cajas de guerra, las que llevaran destempladas tocando redoble para que la turba de judíos marque el paso llevando la bandera en el Centro".
Si en 1883 los judíos llevan lanzas ¿cómo sostener la tesis tradicional del famoso "motín del Viernes Santo de 1861" que marca el paso de la lanza al tambor por motivos de seguridad?. Quizás sea punto de referencia interesante para rastrear la existencia del compañero inseparable del judío y que le da tanto sabor original: el tambor, de cuya existencia tenemos datos contrastados desde 1752 en el Libro de Cabildos de la Cofradía del Dulce Nombre de Jesús. No así en la casaca o chaqueta roja porque creemos que no es trofeo de guerra como puede sostenerse acerca del casco de coracero francés y hasta en las crines del mismo porque los franceses no la usan en Bailén y más bien parece derivarse de la casaca de los voluntarios realistas creados en 1823 por Fernando VII y que por asimilación al elemento militar usa el judío en el Prendimiento. Lo mismo ocurriría con el plumero, pero no con el pañuelo que es la chispa viva y colorista que introduce el elemento popular muy personalísimo.
Llegados a este punto se produce el hecho más conflictivo de la historia del judío moderno: el bicolorismo. ¿Cómo surgen las dos colas? No existe hasta ahora documento escrito que permita una ligera pista en esta interesante cuestión. Hay que acudir a la transmisión oral y confiar en su fiabilidad, la cola blanca, según ésto, era el distintivo del cuadrillero frente a los números de su cuadrilla y que cualquiera de los múltiples incidentes ocurridos entre 1870 a 1892 serían los responsables de una separación antagónica en dos turbas bien diferenciadas por el color. Sea por el hecho que fuese lo más importante será la sana rivalidad, aunque a veces excesivamente dramática, que se va a centrar en estos dos grupos que van a dar color y calor impidiendo las graves crisis que otras Semanas Santas padecen por falta de interés de sus cofrades.
Precisamente el judío por su continuada presencia y su gran originalidad es la figura clave que salva y da sabor diferenciador a una Semana Santa, que se sitúa entre las más originales de España. Su estudio creo que requiere una profundización mayor que estas breves notas. Esperemos que los expertos del tema comuniquen conclusiones que nos ayuden a conocerlo mejor .
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por Manuel Guijarro Nucete y Manuel Cubillo Pérez
Es el Judío, la figura típica y popular, que por su colorido y original atuendo y su enérgico y particular toque de tambor, ha dado popularidad, esplendor y originalidad a la Semana Santa de Baena.
El Judío, "colinegro o coliblanco", con chaqueta roja ricamente bordada y pantalón negro, con un bonito pañuelo de seda sobre el cuello, casco de metal de coracero francés, plumero de vistosos colores y largas crines de caballo, negras o blancas, hacen sonar sus bien apretados tambores de cuerdas y chillones, llenando el aire de nuestro pueblo con ese sonido lejano que hace latir el corazón y estremecer el alma del baenense.
Este pintoresco personaje es un cofrade más, integrado en Cuadrillas bajo el mando del Cuadrillero, que usa bastón como símbolo de autoridad, y formando así las dos Turbas de Judíos, Blanca y Negra, en el seno de las diferentes Cofradías.
La diferencia del color de la cola, crea una peculiar rivalidad entre ambas Turbas, e incluso entre las Cofradías a las que pertenecen. Es tal la importancia que se le da al color de la cola, que marcan a las Cofradías e incluso a las procesiones con el carácter de «blancas o negras». Y así suele decirse que las procesiones del Miércoles, Jueves y Viernes Santo por la noche pertenecen a los blancos o son de la Cola Blanca, mientras que las procesiones del Viernes Santo por la mañana y Domingo de Resurrección pertenecen a la Cola Negra.
Dice D. Luis Roldán en su libro "La Semana Santa de Baena": "El Judío es el personaje más pintoresco y anárquico de la Semana Santa, lo mismo va en formación que camina por su cuenta, lo mismo toca en las calles que en el interior de los edificios...".
Y de su toque de tambor, D. José Luque Requerey lo define en su libro "El Viernes Santo al Sur de Córdoba", hablando de las turbas: "el retumbar constante y aparentemente desordenado de sus tambores, como un mar embravecido, como una tormenta que se acerca, como un temblor de tierra, como un torrente de agua que se despeña, como el llanto o el lamento de una multitud".
Los Judíos, representan en nuestros desfiles procesionales, al pueblo Judío en la Pasión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo.
Pero este insólito personaje ha ido evolucionando a lo largo de su historia incluso en sus elementos más esenciales, hasta llegar a su versión actual. En sus orígenes no llevaba tambor, ni hubo diferencias de colas, elementos fundamentales en el Judío de la actualidad.
Buscando la luz de sus orígenes, Luque Requerey habla de su posible existencia e incorporación en las Cofradías en el siglo XVII, y hace alusión a las Turbas allá por el 1800, buscando su origen en aquellas figuras de caretas horribles y cabelleras desgreñadas.
Según la hipótesis de D. Luis Roldán, el Judío surge en la segunda década del siglo XIX, como una figura espontánea y popular que se incorporaba a las procesiones con la finalidad de hacer penitencia y dar gracias por los favores recibidos. Esa figura era el soldado que venía de luchar contra los franceses o de prestar sus servicios militares.
Posteriormente, bien por devoción o por petición de las cofradías, continuaron en los desfiles procesionales, organizándose al estilo castrense, con un tambor delante de la formación marcando el paso y creando para el mejor orden, jefes de grupos o cuadrilleros con «cola blanca y bastón» a diferencia de los demás Judíos que solían llevar cola negra y lanzas o rosarios. El cambio de las lanzas por el tambor no fue de una manera brusca sino de una forma paulatina, pasando así de uno en toda la turba a uno por cuadrilla, después a tres y posteriormente al abandono de las lanzas para salir todos tocando el tambor.
Y probablemente fue el 28 de febrero de 1892, la fecha de la escisión definitiva entre las dos colas por divergencias entre unos y otros, llevándose a cabo una profunda reorganización.
Desde esta fecha se acentúa la pugna y diferenciación entre las Turbas de Judíos de la Cofradía de Ntro. Padre Jesús Nazareno (Colinegros) y el otro bloque, Turbas de Judíos de las Cofradías de Ntro. Padre Jesús del Huerto, de la Vera Cruz y Dulce Nombre de Jesús (Coliblancos).
En la actualidad, es importantísimo el papel que «las Turbas de Judíos» desempeñan en nuestras procesiones, participando activamente en todos sus actos y ceremonias, haciendo así del Judío, el elemento más activo e indispensable de nuestra Semana Santa.
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por Juan J. Rabadán Navas
Se dice que el Judío es la figura más típica de Baena e, incluso, la esencia misma de su Semana Santa. Sin embargo, poco sabemos acerca de su origen, del porqué de su indumentaria, etc., por ello sería necesario un estudio profundo sobre su nacimiento, qué Cofradía los creó y otros aspectos, igualmente ignorados. No voy a hacerlo aquí, pero sí apuntar unas ideas para una investigación posterior.
Tal y como hoy lo conocemos, el Judío no es una figura que surgiera en un momento determinado por la voluntad de unos señores expresada en Cabildo, sino el resultado de la lenta evolución, durante el siglo XIX, de un personaje cuyas raíces hay que buscarlas en el siglo anterior. Este personaje era el componente de las "Turbas Judías", cuya nota característica era lo grotesco de su traje y la ridiculez y fealdad de la careta que cubría su rostro, teniendo como misión principal el participar en los "Pasos" sobre todo el Prendimiento, que efectuaban las Cofradías.
Durante la Ilustración, a fines del siglo XVIII, y a raíz de varios Decretos Eclesiásticos, principalmente el de 1808, quedarán suprimidas todas las figuras que, como la anterior, fuesen vestidas grotescamente, con los rostros cubiertos, así como la representación de Santos y Ángeles hechas por hombres y niños, ya que más movían a risa que a devoción. Sin embargo, el Guardián del Convento de San Francisco, solicitó del Obispado que accediese a sustituir los antiguos "pasos" de la Cofradía de Ntro. Padre Jesús Nazareno por un Sermón en la Plaza del Coso, en el que explicaría al pueblo allí reunido el Misterio de la Redención, abarcando desde la creación del mundo, pecado de nuestros primeros Padres, promesa de Redención, hasta la venida y rescate del género humano por el Mesías. Todo ello sería llevado a cabo mediante la escenificación en un tablado, de cada una de las partes de que se compondría el Sermón, con la participación de las figuras de Adán, Eva, Abraham, Isaac y el Ángel para el Antiguo Testamento y la intervención de las Imágenes para la representación de los momentos culminantes, tales como la vida pública, prendimiento y sentencia del Salvador, siendo aceptado y autorizado, dicho plan, por el Sr. Obispo, dándose comienzo a su ejecución desde entonces.
Para la realización del Prendimiento era necesaria la participación de un personaje, con igual función que las desaparecidas turbas judías, si bien suprimiéndoles todos los elementos grotescos de que estaban dotados para no incurrir en el incumplimiento de los Decretos antes citados. Esta figura fue el Judío, el cual tomó de la figura anterior el nombre y la función principal.
A esta figura, que representaba a las cohortes del Sumo Sacerdote que llevaron a cabo el Prendimiento de Jesús, se le vistió con un uniforme pseudomilitar, inspirado en la indumentaria del siglo XVIII, compuesto de casaca roja bordada, pantalón corto hasta la rodilla y cobarta de encaje, acentuando este carácter militar con un morrión de metal y una alabarda. Junto al Judío, se creó las figuras del Sumo Sacerdote, Pilatos y Judas (estos personajes, al igual que Adán, Eva, Abraham, etc., jamás llevan el rostro cubierto durante la procesión, salvo cuando efectúan la venta de Jesús, el Prendimiento, etc. tal y como prescribían los citados decretos.
El uniforme del Judío fue evolucionando hasta la actualidad, acortándose la casaca que se convirtió en chaqueta, alargando el pantalón, sustituyendo la corbata de encaje por el pañuelo de seda, el morrión por el casco de coracero (necesariamente no tiene que ser de inspiración francesa, puesto que el cuerpo de coraceros no era exclusivo de Francia) y por último, se sustituyó las alabardas por el tambor.
Por lo expuesto, creo que la figura del judío fue creación de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno, confirmando esta conclusión el hecho de que en el Acta del Cabildo de la Cofradía de la Santa Vera Cruz (Jueves Santo), celebrado el día 19-4-1846, textualmente se dice: "Se presenta José Cabezas y Ortíz y expuso, que varias personas le han rogado forme una cuadrilla de Hermanos de Jesús, con la denominación de Judíos que queden agregados desde ahora a esta Cofradía del mismo modo que la tienen las demás Cofradías de Semana Santa de esta Villa,... se acordó la instalación de la cuadrilla bajo las bases y circunstancias siguientes".
De la lectura de este Acta se desprende que en 1846 ya había otras Cofradías en las que participaban como hermanos los judíos y dada la vinculación que siempre ha tenido la Cofradía de la Vera Cruz con la de San Diego, es lícito pensar que esta última Cofradía tampoco poseyera dichas figuras, quedando como posibles poseedoras las del Dulce Nombre de Jesús y la de Ntro. Padre Jesús Nazareno. Sin embargo, la Cofradía del Santo Entierro incorporó el Judío en el año de 1868, tal y como se lee en el Acta del Cabildo celebrado por dicha Cofradía el día 12-4-1868, en la que se afirma que "se forme una cuadrilla de Judíos con su bandera si estos quisieran costearla", materializándose dicho acuerdo en el año de 1871, ya que en el Acta del Cabildo celebrado el 2-4-1871, se dice "Que en cumplimiento de lo acordado, se aceptó la entrada en la Cofradía de una cuadrilla de Judíos que presentó Juan Ruiz, cuadrillero de la misma a quien se le enteró de la obligación que contraía de asistir a la procesión de esta cofradía y Oficios de Semana Santa que se celebran en la Iglesia de Guadalupe...", con esto queda demostrado que esta Cofradía tampoco los poseía con anterioridad a la de la Vera Cruz, quedando, por tanto, como única poseedora de esta figura del Judío la de Nuestro Padre Jesús Nazareno.
Para mayor abundamiento, en la copia realizada en 1857 por D. José Mª López Arriero del Sermón del Viernes Santo por la mañana, en el que se describe, a modo de introducción, la procesión de la Cofradía de Ntro. Padre Jesús Nazareno, se dice textualmente "... y últimamente la turba de los Judíos con sus Jueces y Judas, los Príncipes de los Judíos y Pilatos con su mozuela van entre la Turba...", más adelante "Finalmente sale la Imagen de Ntra. Sra. en esta forma, van los hermanos con la cera y luego la Comunidad de Nuestro Padre San Francisco...". Como quiera que los franciscanos se marcharon de Baena cuando la expulsión general de 1835, no volviendo más, quiere decir que la descripción anterior se refiere a la época en que la Comunidad de San Francisco aún estaba entre nosotros y por lo tanto 22 años como mínimo anterior a la fecha en que fue copiado, con lo cual, creo demostrar que la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno ya poseía la Turba de Judíos antes de 1835, siendo la primera que lo poseyó y por tanto su creadora.
Blancos y negros
Una vez establecida la premisa anterior, de la fundación del Judío por la Cofradía de Ntro. Padre Jesús Nazareno, pasemos a otro problema tan confuso como el anterior. El porqué del color de las colas.
Siempre se ha dicho que lo que distingue a ambas turbas es el color de la cola de que están dotados. Sin embargo, es dable el pensar que fueron otros los motivos que determinaron esta denominación de blancos y negros, siendo adoptados estos colores como afirmación de unas ideologías que ellos representaban.
Como es sabido, en el siglo anterior, las personas adictas a las ideas liberales, eran llamadas "Negros", en contraposición a los realistas (luego conservadores) que eran conocidos como "Blancos". El desempeño de cargos de relevancia, dentro de las Cofradías, por personas señaladas como pertenecientes a una u otra ideología, debió determinar, por generalización, la denominación de cofradía de "los blancos" o de "los negros".
A este respecto he encontrado algunos datos que apoya esta tesis, que, si bien, no son suficientes para una rotunda afirmación, si son más convincentes que las razones dadas hasta ahora para explicar dicha diferencia. Así, vemos que en las Actas de Cabildos celebrados hasta ahora para explicar dicha diferencia. Así, vemos que en las Actas de Cabildos celebrados por la Hermandad de Nazarenos en el siglo pasado, encontradas hace algunos años por D. Serapio Salas de los Ríos (q.e.p.d.), se observa que en el año 1839, el Hermano Mayor de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno era D. Narciso Dios Agundo y Cuadrillero de la 1ª de Nazarenos, D. Antonio Uriarte, siendo el primero de ellos Alcalde Constitucional de Baena (por tanto Liberal "negro") en los años de 1838, 1841 y 1843. Por otra parte, en el capítulo XVI de la Historia de la Villa de Baena, se da noticia del acuerdo del Ayuntamiento, de fecha 22-12-1841, sobre la colocación de una lápida en su Sala de Sesiones en honor y a la memoria de D. Mariano Uriarte que fue preso y fusilado en Alicante en 1826 por defensor de la causa liberal, lo cual conecta con el apellido del citado Cuadrillero de la 1ª de Nazarenos y dado lo poco común del apellido en Baena, se puede deducir que a ambos les unía lazos de sangre e ideológicos.
Con todo lo expuesto, quiero hacer ver la vinculación a altos cargos de la Cofradía de Ntro. Padre Jesús Nazareno, de personas muy caracterizadas como liberales, que determinaría que la Cofradía por ellos representada, fuese llamada vulgarmente "de los negros", frente a las otras, principalmente la del Dulce Nombre de Jesús, de la que era Hermano Mayor D. Gregorio Cuello Serrano, Rector y Cura propio de la Iglesia de Santa María la Mayor, estando compuesta en su mayoría por el Clero secular existente en Baena, teniendo una tendencia más conservadora. El Sr. Cuello, presidía, también, los Cabildos de la Cofradía de la Vera Cruz, lo que muestra la vinculación existente entre las Cofradía del Miércoles y Jueves con la del Dulce Nombre de Jesús, con la que formarían un bloque más conservador frente a la de Jesús Nazareno, más liberal. Por ello, cuando en 1846, la Cofradía de la Vera Cruz decide incorporar "el judío" a sus filas, ya era conocida junto a las otras dos con la que forma bloque como de "los Blancos", escogen como distintivo la cerda blanca, que haga honor al nombre vulgar con que ya eran conocidas, para incorporarla al caso de coracero que llevarían sus judíos. De esta forma se explicaría la rivalidad existente, no entre cofradías, sino entre "blancos" y "negros".